martes, 23 de marzo de 2010

espina de la vida y de la historia



Yo también soy hija de 1976, mis 34 años de vida estuvieron y estarán marcados por los "aniversarios del golpe", vamos cumpliendo juntos, año a año... Cuando en marzo del 76 se declaraba el terrible y nefasto golpe de estado, mi vieja estaba embarazada de 4 meses, de mí. Tenía 21 años, militaba junto con mi viejo en el peronismo, y llevaba 4 meses de embarazo.
Por eso, la historia de cada uno de los 500 hijos/as de desaparecidos podría haber sido la mía, y la de mis hermanos, que nacieron en el 78, la Coque, y en el 80, el Manolo. Quizás porque nunca los nombraron, quizás porque conocian sus bicis pero no sus nombres, y quizás porque nunca encontraron el mimeógrafo y los libros enterrados en el fondo de casa, por ahí por donde la Cachavacha enterraba sus huesos, quizás por eso, mi suerte no fue la misma que la que corrieron los hijos y nietos de sus compañeros, nacidos en cautiverio, y dados en adopción a las familias asesinas. Mirá que hay que ser tan perverso, la puta madre, qué perversos, tomar a los hijos como botines de "guerra" (que NO fue una guerra, quiero aclarar una vez más, el terrorismo de estado NO es ninguna guerra...)

Por eso, yo no puedo evitar emocionarme y alegrarme y llorar y que se me ponga la piel de gallina, cuando me entero de que un/a nuevo/a "hermano/a" recupera su identidad, que se sabe hijo de... e hijo de..., y se reconoce en esos ojos o en esos gestos, no puedo evitar pensar que esa podría haber sido mi historia, que ES también mi historia. Y la historia de todos los chicos de mi generación. Y la historia de todos los hijos que este país ha dado a luz.

También pienso que pasaron 34 años del golpe, y a más de 25 años de recuperación de la democracia todavía sigue sin haber JUSTICIA sobre lo que pasó. Porque todavía no se sabe qué fue de la vida de los 400 chicos/as que faltan recuperar, y porque la mayoría de los asesinos de los 30.000 desaparecidos siguen sin ser juzgados y condenados. Porque todavía hoy caminan entre nosotros, aquellos que asistieron los partos clandestinos, aquellos que violaron a las prisioneras, aquellos que aplicaron electricidad en sus sufridos cuerpos, aquellos que apretaron el gatillo y sobrevolaron el Río de la Plata en los vuelos de la muerte. Pero sobre todo, aquellos que cercenaron al país de sus sueños y sus posibilidades de construir un futuro mejor. Un futuro para el cual era necesaria y vital la conducción de los 30.000 desaparecidos, militantes sociales, estudiantes, obreros, laburantes.... Ah, no se imaginan lo necesario que son hoy los 30.000 militantes desaparecidos, cómo nos vaciaron de ideologías, cómo nos quitaron las voces y las luchas, qué distintos seríamos hoy con 30.000 familias multiplicando la lucha por los derechos humanos...

También pienso que la memoria colectiva es necesaria para construir la identidad, y que la identidad ES una cuestión de Estado, todos y cada uno de nosotros somos hijos de esta sociedad, y debemos saber quiénes somos, nacidos en qué circunstancias, todos necesitamos saberlo, así como cuando estudiamos Historia en la escuela, debemos recordar nuestra propia historia más reciente de manera permanente. Por eso, pienso que deberían ser obligatorias las pruebas de ADN, nuestro cuerpo social y colectivo está por encima de las razones individuales que cada uno pueda tener, nosotros somos el mismo cuerpo y necesitamos construir nuestra historia colectiva, de la que formamos parte.

Por último, quiero decir que los milicos han sido la mano ejecutante de un sistema más "invisible" que todavía no llegamos a comprender en su magnitud, han sido los que hicieron el trabajo "sucio" para intereses económicos superiores, porque el golpe del 76 fue "cívico-militar", y hubo gente "común y corriente" que apoyó y acompañó el golpe con dinero, estrategias, negocios, encubrimiento, delación, silencio, silencio y más SILENCIO..... son los que hoy dicen que los juicios a los genocidas son "revanchismo" de este gobierno, son los que hablan de la inseguridad y ponen a los pobres contra los pobres, son los que descreen en el Estado y sus instituciones (así como Astiz y Videla desconocen a la justicia que los juzga), son los que dicen que hubo una "guerra", los que firmaron la Obediencia Debida y el Indulto (ooh! están en el Congreso, ahora?!), son los que dicen que los hijos de ernestina no deben ser sometidos a las pruebas de ADN, son muchos de los periodistas que no sólo miraron al costado sino que mintieron sistemáticamente sobre lo que sucedía en este país...

En este 24 de marzo, una vez más, y más que nunca, necesitamos reforzar nuestra memoria, seguir construyendo nuestra identidad y la identidad de los hermanos/as apropiados, seguir acompañando los juicios y castigos a los genocidas que se están llevando adelante gracias al impulso de este gobierno nacional.




"La memoria", Leon Gieco.

3 comentarios:

juan-cito zalazar dijo...

bue!! una vez mas la conciencia de clase se transmite sin mas necesidad de compartir vida... el 24 de marzo de 1976 es parte importante de nuestros genes, porque un proyecto de pais se trunco con los asesinatos politicos que los genocidas tramaron... lo importante es saber de que lado estamos y es bueno saber que estas del mismo lado de la vereda del campo nacional y popular! hoy cuando lei la nota me di cuenta que los viejos hicieron el mejor trasvasamiento generacional, salvandonos de los vicios del neo-liberalismo que pactaron la entrega de ideologias como corolario a la entregas consumada en el 76! hoy y siempre, un abrazo militante!!

Amperio dijo...

Mire, compañera, eso que escribió obró como cucharón revolviendo el guiso de mis recuerdos.
Tengo un par de años más que Ud. por eso le cuento una historia un poquito más vieja, de un viejo peronista: mi viejo.
Allá por el 57, el Negro Carlos era militante de la rama musical de la resistencia. Y redondeaba sus magros ingresos de empleado metiéndole dedos al bandoneón en bailongos. Y, como Ud. sabe, en esos tiempos estaba prohibido por decreto nombrar al General, usar símbolos perucas y, menos que menos, cantar la marchita que llevamos en el alma.
Y el Negro Carlos, indefectiblemente, al segundo o tercer vino, en el medio de la polquita, del tangacho o de la chacarera, hacía un quiebre violento y le mandaba los acordes de la Marchita mientras gritaba: ¡Viva Perón! ¡Me cago en el decreto!
Y pagaba su desacato con una o dos noches de gayola. A el también lo salvó el tiempo. Dos décadas más tarde hubiera terminado en un zanjón...

UAP, chamiga.

sauria es una mutante! dijo...

gracias a los dos por sus comentarios y sus historias!!

Ampe, un idolo total el negro Carlos, no hay nada mejor que un vinito pa' incrementar la pasión peronista!!

besos!