
Podrá parecerles extraño pero no lo es. Bajé un cordón, luciendo nuevos zapatitos, y tuve la justa precisión de incrustarme en un pozo de la calle que me calzaba justo. Sujeto el pie en la cavidad asfáltica, el resto de mi cuerpecito giró hacia la derecha, y mi centro de equilibrio niveló hacia la izquierda, con el poco feliz resultado de una torción de puta madre para ambos lados. Escapé de milagro del malón de conductores sedientos de sangre que se me venía encima (se ceban, qué va a ser...)
Despues me fui a dormir rengueando porque no daba ir a la guardia médica con un porrón y la inmundicia esa que había pedido mi hermana en el bar y que comí como una huérfana, si me tocaban los rayos X en esas condiciones, otra que hiroshima y el fin del mundo.
El domingo, en cambio, cuando llegué rengueando de mis viejos, ya sabía que mi patita no iba a ser perdonada y que, luego de la siesta (la actividad neuronal de mi familia sólo funca después de la siesta) me esperaba el obligado paseo por el noso(mani)comio... Así que tipo 6 de la tarde, cargamos el auto (abuela incluída) y salimos rumbo al hospital italiano, con mi madre dando cánticos domingueros y mi papá con "hava nagila" al palo por los parlantes.
Ya en la sala de espera de la guardia se desplomó la familia entera en los asientos, y comenzó el show: mi madre, no sé por qué cosa que le sucede cada tanto asi inexplicable, empezó a boquear que éramos entrerrianos, que habíamos venido a Rosario de paseo y que yo me había torcido el pie en una jineteada en la rural o algo así, mi abuela interceptó al atónito traumatólogo para pedirle una segunda opinión sobre si debe o no operarse el hombro, y camino a la sala de Rayos X llovieron los flashes de la nueva cámara de fotos familiar: "Mové la patita, a ver, así..." "es que me duele!" "ah no seas maricona y mové la patita" "uy salió sin flash" "juuaaaannn qué le tocaste que sale sin flash!"
No fue nada grave, en conclusión: venda, desinflamate, y las excusas del caso: "perdoná mi familia enloqueció", "sí, los saqué de paseo al hospital, pobrecitos", "son externos del Suipacha, no tienen nada que ver conmigo..."
Ya en la sala de espera de la guardia se desplomó la familia entera en los asientos, y comenzó el show: mi madre, no sé por qué cosa que le sucede cada tanto asi inexplicable, empezó a boquear que éramos entrerrianos, que habíamos venido a Rosario de paseo y que yo me había torcido el pie en una jineteada en la rural o algo así, mi abuela interceptó al atónito traumatólogo para pedirle una segunda opinión sobre si debe o no operarse el hombro, y camino a la sala de Rayos X llovieron los flashes de la nueva cámara de fotos familiar: "Mové la patita, a ver, así..." "es que me duele!" "ah no seas maricona y mové la patita" "uy salió sin flash" "juuaaaannn qué le tocaste que sale sin flash!"
No fue nada grave, en conclusión: venda, desinflamate, y las excusas del caso: "perdoná mi familia enloqueció", "sí, los saqué de paseo al hospital, pobrecitos", "son externos del Suipacha, no tienen nada que ver conmigo..."

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"La calle está dura eh!" le decíamos al Mono, alla en el barrio, una vez que se puso la moto de sombrero y quedó todo moreteado, pobrecito...
Sí, sí, doy fe, la calle está dura. Me compré la esquina de Mendoza y Avellaneda, san Quilmes no se apiadó de mí en esta oportunidad, já
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En fin, algunas personas se quejan de las familias malas ondas, padres represores, cosas asi medio juleras que como verán NO es mi caso. No, no, los míos se cagan de la risa en cualquier oportunidad, cualquier evento es un divertido cumpleaños. Y cuando se maman es peor, GGRRR...
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hacía mil que no escribía anécdotas personales en el blog, vieeeron. Pasa que francamente me aburren, no sólo escribirlas sino leerlas en otros blogs, puaj puaj disculpeeen! En fin. Les recomiendo este sitio re increíble sobre zapatos copadísimos. Una cosa que vale la pena.
Saludos!