lunes, 7 de julio de 2008

tanto tren con tu cuerpo, tanto tren



dale play y tratá de entender lo que te digo:

A la larga, el recuerdo que me queda de Venezuela (y como en un sueño) es el de esa noche en la Vela de Coro, en una fiesta con los Locos donde fuimos recibidos por la brisa cálida del mar, las mesas a la luz de las estrellas y el susurro de las palmeras. Y la salsa, por supuesto, la caliente y rítmica salsa que hace que los pies de los nativos se pongan en movimiento con los primeros sonares y continuen así, sin parar, con la alegría intacta aún después de varias copas, hasta que el sol caribeño empieza a despuntar. Venezuela, o mejor, la parte de Venezuela que linda al mar Caribe (no quiero andar generalizando sin conocimiento de causa), es un territorio feliz, así, fe-liz. Los lugareños disponen su cuerpo para la felicidad que emana de los intrumentos musicales, se invitan a bailar en las más dispares de las formas humanas: viejos con jóvenes, altos con bajos, gordos con flacos, lindos con feos, brillosos, transpirandos, agitados, sonrientes, felices en sus rondas en la pista. Termina una canción y al comenzar la otra ya están todos ubicados con su nueva pareja al azar de 3 minutos de felicidad, de la cintura, de la mano, cadera para acá, susurro por allá, tienen una actitud para el baile que eriza la piel, se enfrentan, se arengan, se reclaman, se rien, se aman, se padecen, en la letra de cada una de las canciones que interpretan con su cuerpo. El cuerpo en su salsa vibra y resplandece apasionadamente en la noche caribeña. Y no se quedan quietos ni un minuto, no le roban al baile ni un descanso para comer un bocado o beber una copa.

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A pocos metros de la zona de baile chisporroteante quedamos en la mesa unos pocos rioplatenses pudorosos de nuestros blancos cuerpos melancólicos del tango y los ñoquis de la mamma; ellos acodados frente al vino ("quiero emborrachar mi corazón para borrar un loco amor que más que amor es un sufrir..."), observando la fiesta lejana y ajena mientras ahogan sus penas en el fondo de un vaso, hombres con la mirada vidriosa y distante ("qué me habrán hecho tus ojos, que me habrán hecho...") pensando en quién sabe qué amor imposible, padeciendo el silencio del corazón tantas veces roto en la esquina del farolito de la calle en que nací.

Y ellas -nosotras- demasiado preocupadas por la celulitis que se le ve a la de pollera coloráa, por el corpiño tirante que se le asoma a la de rulos, por la abultada panza que no se esconde en esa remerita de lycra floreada. Nosotras las del sur del continente, intentando permanecer en correcta pose con la ropa impecable pero como al descuido, perturbadas en el espejito por brillo de la cara acalorada de los 30 grados, apantallándonos cual comadronas en la vereda, procurando que rimmel no se corra con tanto calor, y con el gesto preciso rechazando (demasiado estruendoroso, demasiado movidezo, demasiado transpirado, demasiado exitante, yo no sé bailar!) a los hombres osados que intentan sacudirnos un poco el pudor y el frío de la sangre...
Los hijos e hijas del tango nos quedamos en la melanco depre copa reflexiva, intentando metáforas que intenten explicar la angustia existencial, el corazón roto y la muerte irremediable...





(de cómo el cuerpo es una construcción cultural)
(o de cómo los argentinos somos unos amargos de mierda)

8 comentarios:

gen71 dijo...

...y uno muchas veces en la nebulosa re-construye lo que no se ve de la imagen con retazos conocidos.
Y así la chica de la primer foto se me hace salida de un fotograma de "Dulce y melancólico".

Linda pintura, Pep ;)

Besotes!

sauria es una mutante! dijo...

y si, es cierto, tanto una mulata como una bataclana son íconos de la feliz exhuberancia femenina ;)
besos Gense!!

bech dijo...

Parecen pinturas de Gauguin estas fotos.
La argentina es elegante pero sufrida es verdad, cuando visité a una amiga en el exterior me preguntó apenas abrí la valija. ¿Trajiste el vestidito argentino?
Yo la miré sin entender nada y me respondió:Negro y bien ajustado.
Vengo de lo de Ajenjo no me acuerdo si ya estuve acá.SAludos

Ajenjo dijo...

¿Sabes que tenés razón? con la excusa del tango nos transformamos en unos amargos. No niego la belleza del tango, pero a veces me jode que se lo use de excusa. Sacudamonos un poco ese escrupulo de "Yo no se bailar, voy a hacer el ridiculo" porque yo no se bailar, pero tampoco se "No hacer el ridiculo" ni aunque me quede sentado y calladito.

Coincido con Apa (probablemente vecina tuya, ella también es de Rosario) en que esas fotos parecen pinturas de Gauguin.

beso
A

La Loren dijo...

Al argentino le cuesta moverse, le cuesta todo dos veces mas que a los demas, tal vez porque como dice el M. Fierro el hombre es un relato de carencias, tal vez porque nos enseñaron a no alegrarnos mucho que se atrae lo peor. Y encima nuestra historia repetida, da lugar a pensar que no se puede ser optimista. Me gustan las fotos y me gusta tu forma de describir el Caribe, me senti alli.

♪ Lalala dijo...

# La primera foto es genial, ilustra perfectamente tu relato del bailar venezolano.

# Tu relato del bailar venezolano me erizó los pelos, escalofrío, piel de gallina...

# La representación de los argentos me dolió en algún lugar profundo.

# La canción me dió ganas de mover las caderas... yo sí sé bailar y me gusta mucho!

# Pero muchas veces se me escapa la argentina y me quedo ahí sentada, mirando.

# Venezuela se me presenta de variadas formas todo el tiempo desde hace bastante... que lindo, quiero quiero...

Besos ♪

sauria es una mutante! dijo...

apalabrada coterránea, gracias por la comparación con Gauguin, jaja! pero la verdad que mucha similitud no le encuentro. "elegantes y sufridas", sí, puede ser una descripción. Lo de sufrida es por la Histeria, sin dudas, de ella misma y de los hombres que la rodean. Es maravilloso ver cómo hay gente que se escapa de ese parámetro, en Venezuela eso es notorio.
(aaah, y yo no uso vestido negro y ajustado, parecería una morcilla y me daría verguenza salir a la calle, jajaja!)

Ajenjo, cómo va amigo? resulta que el tango es causa y consecuencia. Escribimos tango porque somos unos amargos y escuchamos tango por lo mismo. Los argentinos somos masoquistas, vea sin más nuestros gobiernos y "líderes", nos gusta sufrir y hacer alarde de eso...

Loren, me alegro de llevarte de paseo por el Caribe, sin dudas es un lugar de ensueños!!

Almendra, gracias por el punteo! me alegro mucho que le guste mi foto y mis descripción de (una de las caras de) Venezuela, tengo muuucho más para contar! otras de las caracteristicas argentinas es la de poder hablar de toooodo por mas que toquemos de oido, jaja!

besotes a todos/as y gracias por pasar!

Anónimo dijo...

encuentro el punto al que queres llegar, pero yo me quedo con la tristeza del conurbano bonaerense, ¿puedo orgulloso decir alguna que no hay lugar en el que se sufra como en lomas de zamora? ojala.
en tanto a lo demas, no conozco tanto, pero de lo que conozco resalto lo contagioso que se vuelve el clima de alegria.